martes, 30 de abril de 2013

ANTIPOESIA



Los llamados 'antipoemas' del escritor chileno Nicanor Parra representan una de las rupturas de la escritura latinoamericana con el sujeto lírico tradicional. La antipoesía es un escritura autocrítica, festiva, burlona acerca del lenguaje, el objeto y el Autor. Aquí una selección de antipoemas:

LA MONTAÑA RUSA

Durante medio siglo
la poesía fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
y me instalé con mi montaña rusa.

Suban, si les parece.
Claro que no respondo si bajan
echando sangre por boca y narices.

*

USA

Donde la libertad
es una estatua.


*

TEST

Qué es un antipoeta:
Un comerciante en urnas y ataúdes?

Un sacerdote que no cree en nada?
Un general que duda de sí mismo?
Un vagabundo que se ríe de todo
Hasta de la vejez y de la muerte?
Un interlocutor de mal carácter?
Un bailarín al borde del abismo?
Un narciso que ama a todo el mundo?
Un bromista sangriento
Deliberadamente miserable?
Un poeta que duerme en una silla?
Un alquimista de los tiempos modernos?
Un revolucionario de bolsillo?
Un pequeño burgués?
Un charlatán?
.................... un dios?
................................. un inocente?
Un aldeano de Santiago de Chile?
Subraye la frase que considere correcta.

Qué es la antipoesía:
Un temporal en una taza de té?
Una mancha de nieve en una roca?
Un azafate lleno de excrementos humanos
Como lo cree el padre Salvatierra?
Un espejo que dice la verdad?
Un bofetón al rostro
Del Presidente de la Sociedad de Escritores?
(Dios lo tenga en su santo reino)
Una advertencia a los poetas jóvenes?
Un ataúd a chorro?
Un ataúd a fuerza centrífuga?
Un ataúd a gas de parafina?
Una capilla ardiente sin difunto?

Marque con una cruz
La definición que considere correcta


*

Manifiesto

Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Este es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todos estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas oscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es otra cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
«Libertad absoluta de expresión».

Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
Los poetas bajaron del Olimpo.


*


de Hojas de Parra (1985)

El Hombre Imaginario

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario

*

Entonces

no se extrañen
si me ven simultáneamente
en dos ciudades distintas

oyendo misa en una capilla del Kremlin
o comiéndome un hot-dog
en un aeropuerto de Nueva York

en ambos casos soy exactamente el mismo
aunque parezca absurdo soy el mismo.



LA FAMILIA AUTORITARIA COMO APARATO DE EDUCACIÓN por Wilhelm Reich


La familia coercitiva es el primer lugar donde se gesta la atmósfera conservadora. Su prototipo es el triángulo padre-madre-hijo. Dado que la familia es la base o núcleo de la sociedad humana, estudiar sus transformaciones a lo largo de la historia y su función social nos permite comprobar que es el resultado de estructuras económicas determinadas. Nosotros no la consideramos como la piedra angular o la base de la sociedad, sino más bien como un resultado de ciertas condiciones económicas: familia matriarcal, patriarcal, zadruga, patriarcado polígamo o monógamo... Cuando la sexología, la moral y el derecho señalan a la familia como la base del Estado y de la sociedad no se equivocan: la familia autoritaria coercitiva es de modo indisoluble parte integrante y condición sine qua non del Estado y la sociedad autoritarias. 

Su cometido de primer orden, aquel por el cual la familia es defendida a ultranza por la ciencia y el derecho conservadores, es el de servir como fábrica de ideologías autoritarias y de estructuras mentales conservadoras. Es el aparato de educación por el que ha de pasar, casi sin excepciones, todo miembro de nuestra sociedad desde el primer hálito de vida. Inculca en el niño la ideología reaccionaria, no únicamente por ser una institución de carácter autoritario, sino como vamos a ver enseguida, por su propia estructura. La familia es el enlace entre la estructura económica de la sociedad conservadora y su superestructura ideológica; su atmósfera reaccionaria se incrusta inexorablemente en cada uno de sus miembros. Por su propia forma y por influencia directa transmite las ideas y actitudes conservadoras al orden social; además, por la estructura sexual de la que nace y que a su vez reproduce, la familia ejerce un influjo conservador directo sobre la sexualidad de los niños. No es un azar que la juventud más reaccionaria sea también la más adicta a la familia, mientras que la juventud revolucionaria es por principio hostil a ella. 


Todo esto está en íntima correspondencia con la atmósfera y estructura antisexuales de la familia, así como con las relaciones que tienen sus miembros entre sí. 


Por tanto, si consideramos la labor educativa de la familia, debemos examinar dos hechos distintos: primero, la influencia de las ideologías sociales concretas sobre la juventud por medio de la familia; segundo, la influencia inmediata que tiene su estructura triangular por sí misma. 


La influencia de la ideología social 


Las familias de la alta y de la baja burguesía se diferencian entre sí, y estas a su vez de las de los obreros industriales. Pero en todas ellas predomina la misma atmósfera sexual moralizante. Este moralismo sexual no excluye la moral peculiar de cada clase social; en este punto viven y crecen en compañía. Por ello tomaremos como referencia el tipo predominante de familia: la de clase media baja.


La base de la familia de clase media es la relación al estilo patriarcal del padre con la esposa y con los hijos. El padre es, por así decirlo, el portavoz y representante de autoridad estatal en la familia. Es una especie de sargento, subordinado en el proceso de producción y jefe en su función familiar. Mira desde abajo a sus superiores, se impregna de la ideología dominante, a la que imita, y es todopoderoso con sus inferiores. No se limita a transmitir las ideas de la jerarquía y de la sociedad, sino que las impone.


En cuanto a la ideología sexual, no hay diferencia entre la concepto de matrimonio que tienen las clases medias y la idea básica de familia predominante: el del matrimonio monógamo de por vida. Por miserable y desesperada, por dolorosa e insoportable que sea la situación conyugal y la convivencia familiar, sus miembros están obligados ideológicamente a justificarla tanto hacia dentro como hacia fuera. Por necesidad social se coloca una máscara en el rostro de la miseria y, para idealizar la familia y el matrimonio, se saca de la manga el sentimentalismo familiar omnipresente con sus marbetes de hogar feliz y protector, de puerto tranquilo que, según dicen, es la familia para los niños. Y por el hecho de que en nuestra propia sociedad la situación es aún peor, ya que la sexualidad carece por completo de apoyo material, legal o ideológico, se concluye a la ligera que la familia es una institución natural biológica. El juego de engañarse a sí mismo, así como las proclamas sentimentales, de capital importancia para la creación de esta atmósfera ideológica, son psicológicamente indispensables, ya que contribuyen a que el psiquismo sobrelleve la intolerable situación familiar. Así se explica que el tratamiento de la neurosis, al barrer las ilusiones y poner la cruda verdad ante los ojos, pueda romper los lazos conyugales y familiares.


El fin primordial de la educación desde sus pasos iniciales es preparar a los niños para el matrimonio y para la familia. La formación profesional viene mucho más adelante. La educación negadora de la sexualidad no es un solo un dictado de la atmósfera social; es también la consecuencia necesaria de la represión sexual de los adultos. Sin un alto grado de resignación sexual, la existencia en el ambiente de la familia coercitiva sería imposible.


En la familia conservadora típica, la sexualidad se reviste de una forma específica que moldea la mentalidad del individuo para el matrimonio y la familia. En realidad, el niño queda fijado a sus fases eróticas pregenitales porque la actividad sexual es drásticamente inhibida, al quedar prohibida la masturbación, y desviada hacia las funciones alimenticias y excretoras. La fijación pregenital y la inhibición genital son las causas de un desplazamiento del interés sexual en la dirección del sadismo. Además, se reprime activamente la curiosidad sexual infantil, lo cual entra en abierta contradicción con las condiciones de la vivienda, donde se desarrolla la conducta sexual de los padres y hay un ambiente cargado de sexualidad. Desde luego, los niños se dan cuenta de la situación, aunque la desfiguren e interpreten a su manera. 


La inhibición ideológica y educativa de la sexualidad, combinada con la observación de los actos íntimos de los adultos, van enseñando al niño los fundamentos de la hipocresía sexual. Esto se atenúa un poco en las familias obreras, donde las funciones alimenticias y digestivas tienen menos relieve y la actividad genital vive más a sus anchas y es menos tabú. Las contradicciones se suavizan y el acceso a la genitalidad está más despejado para los niños de estas familias. Ahora bien, esto se debe únicamente a las condiciones económicas de la clase obrera. Si un obrero mejora de situación económica y se sitúa más alto en la jerarquía cambia de mentalidad y sus hijos están expuestos a una presión más fuerte de la moralidad conservadora. 


Mientras que en la familia conservadora la represión sexual es más o menos completa, se mitiga su efecto en el ambiente obrero porque los niños, las más de las veces, viven abandonados a sí mismos. 


La estructura triangular. 


Por su estructura triangular, la familia transmite al niño la ideología social conservadora. Freud descubrió que el niño desarrolla afectos sexuales bien definidos, tiernos y sensuales, hacia sus padres; este descubrimiento es fundamental para comprender la evolución sexual del individuo. El llamado Complejo de Edipo designa todas estas relaciones, conocidas tanto por su intensidad como por las extremas consecuencias que tiene para la estructura familiar y el entorno social.


El niño dirige sus primeros impulsos afectivos genitales hacia las personas más cercanas, generalmente los padres. Típicamente el niño ama a su madre y odia a su padre, mientras que la niña hace lo contrario. Estos sentimientos de odio y de celos se impregnan pronto de temor y de culpabilidad. La imposibilidad de satisfacer el deseo incestuoso obliga a la represión del deseo, y de esta represión nacen casi todos los trastornos de la vida sexual posterior.


Sin embargo, no hay que olvidar dos hechos de la máxima importancia para el desenlace de esta experiencia infantil. En primer lugar, no habría represión si el muchacho, aunque forzado a renunciar al incesto, pudiera practicar el onanismo y los juegos genitales infantiles. Los adultos no admiten con agrado este tipo de juegos sexuales (el de los médicos, o el de ser novios) que aparecen de modo espontáneo cuando los niños permanecen largo tiempo reunidos a solas; y como ellos saben que a los mayores no les gustan, lo hacen a escondidas y con sentimientos de culpabilidad que determinarán fijaciones lúbricas perjudiciales. El niño que no participa en estos juegos cuando tiene ocasión demuestra ser un buen alumno del sistema educativo familiar, y al mismo tiempo un candidato seguro a sufrir graves trastornos en su futura vida sexual. Ya no es posible cerrar los ojos ante la evidencia de estos hechos ni escapar a sus consecuencias, imposibles de evitar por la educación autoritaria.


La represión de los impulsos sexuales primarios está condicionada, cualitativa y cuantitativamente, por la manera de pensar y de sentir de los padres, según sean más o menos severos, con una actitud más o menos contraria a la masturbación, etc.


El hecho de que el niño desarrolle su genitalidad en el hogar paterno, en la crítica edad que va de los cuatro a los seis años, le impone las soluciones típicas de la educación familiar. Un niño que desde los tres años fuera educado en la compañía de otros niños y sin la influencia de la fijación a los padres, desarrollaría una sexualidad completamente distinta. No se debe pasar por alto tampoco que la educación individualista de la familia malogra la educación colectiva, aun cuando el niño pase varias horas al día en la guardería. En realidad, la educación familiar tiene mucha más influencia sobre la guardería que al revés. 


El niño no puede aludir, entonces, la fijación sexual y autoritaria a los padres. La autoridad paterna, severa o no, le oprime, aunque sólo sea por la desproporción extraordinaria que hay entre su talla y la de sus padres. Muy pronto, la fijación autoritaria se desembaraza de la fijación sexual y la reduce a la existencia inconsciente; luego, cuando los intereses sexuales se dirijan hacia el mundo extrafamiliar, esta fijación autoritaria se alzará entre los intereses sexuales y la realidad como una barrera inhibitoria infranqueable. Precisamente porque esta fijación autoritaria es en gran medida inconsciente, se sustrae a la voluntad. Poco importa que esta fijación inconsciente a la autoridad de los padres tome a menudo la apariencia de rebelión de tipo neurótico. Esta no puede suprimir los intereses sexuales si no es, quizás, bajo la forma de acciones sexuales impulsivas que muestran una conexión patológica entre sexualidad y los sentimientos de culpabilidad. Desarraigar esta fijación es un prerrequisito básico para una vida sexual sana; pero tal como están las cosas hoy en día, pocos lo consiguen.


La fijación a los padres, en su doble aspecto de fijación sexual y de sumisión a la autoridad paterna, hace muy difícil, si no imposible, que los púberes accedan a la realidad sexual y social. El ideal conservador de muchacho pacato y de la muchacha irreprochable, momificados en el infantilismo hasta bien entrada su vida de adultos, es diametralmente opuesto a la idea de una juventud libre e independiente. 


Otro signo típico de la educación familiar es que los padres, y en particular la madre, si no está obligada a trabajar fuera de casa, buscan en sus hijos, para gran desgracia de ellos, la gran satisfacción de su vida. Los niños se convierten entonces en animalitos domésticos, a quienes se les puede amar, pero también maltratar a voluntad. Que la actitud emocional de los padres hace a los hijos ineptos para la tarea educativa es una verdad tan conocida que no merece más mención. La miseria conyugal, en la medida en que no se agota en las divergencias de la pareja, se derrama sobre los hijos; esto ya es en si un nuevo prejuicio para su independencia y para su estructura sexual. Pero además crea otro conflicto: su rechazo al matrimonio, por la miseria conyugal que han visto en sus padres. En la pubertad se producen frecuentes tragedias cuando los muchachos, felizmente a salvo ya de la peligrosa educación sexual infantil, intentan también liberarse de las ataduras familiares. 


Así pues, la restricción sexual que los adultos deben imponerse para poder tolerar la existencia conyugal y familiar, influye en los hijos. Y como estos, a su vez, por razones económicas, tienen que zambullirse de nuevo en la vida familiar, la restricción sexual se perpetúa de generación en generación. 


Puesto que la familia coercitiva, desde el punto de vista económico e ideológico es parte constitutiva de la sociedad autoritaria, sería ingenuo esperar que desaparezcan sus estragos en el marco de esta sociedad. Además, no hay que olvidar que estos estragos son inherentes a la constitución misma de la familia y están fuertemente anclados en cada individuo gracias a mecanismos inconscientes. 


A la inhibición sexual que proviene directamente de la fijación a los padres se añaden los sentimientos de culpabilidad derivados del enorme odio acumulado en el transcurso de los muchos años de vida familiar. Si este odio permanece consciente, puede desencadenar una poderosa fuerza revolucionaria; hace que el individuo rompa sus ataduras familiares y podrá convertirse en fuerza motriz de para intervenciones racionales contra las causas reales de este odio. 


Si por el contrario, el odio es reprimido, conduce a la fidelidad ciega y la obediencia infantil. Estas actitudes constituyen, más tarde, un inconveniente grave para aquellas personas que quieran alistarse en un movimiento progresista. Tal tipo de individuos podrá abogar por la libertad total y, al mismo tiempo, enviar a sus hijos a la catequesis dominical con la excusa de no hacer sufrir a sus ancianos padres, aunque todo ello vaya en contra de sus convicciones. Presentará todos los síntomas de indecisión y dependencia, consecuencia de su fijación a la familia, y no será un buen militante de la libertad. Idéntica situación familiar puede producir también un individuo revolucionario pero de raíz neurótica, que germina frecuentemente entre los intelectuales de clase media. Sus sentimientos de culpabilidad, mezclados con sus sentimientos revolucionarios, lo hacen un miembro poco seguro del movimiento revolucionario.


La educación sexual familiar daña, por necesidad, la sexualidad del individuo. Si una u otra persona logra desarrollar una vida sexual sana, es de ordinario a expensas de sus lazos familiares. La represión de las necesidades sexuales provoca una debilidad general en las facultades intelectuales y emocionales, sobre todo en lo que respecta a la independencia, a la fuerza de voluntad y a la capacidad crítica. La sociedad autoritaria no se preocupa por la moral en sí; atiende más bien a las alteraciones del organismo psicológico que determinan el anclaje de la moral sexual y forman esa específica estructura ideológica que es la base psíquica colectiva de todo orden social autoritario. La estructura servil es una mezcla de impotencia sexual, angustia, necesidad de contar con un apoyo, veneración a un führer, temor a la autoridad, miedo a la vida y misticismo. Se caracteriza por una lealtad devota, entremezclada con impulsos de rebeldía. El miedo a la sexualidad y la hipocresía sexual caracterizan al filisteo y a su ambiente. Los individuos así estructurados son incapaces de vivir en una auténtica democracia y anulan toda tentativa de instaurar y mantener organizaciones inspiradas en principios auténticamente democráticos. Son el terreno abonado sobre el cual pueden crecer las tendencias dictatoriales o burocráticas de los jefes elegidos democráticamente. 


Resumiendo, la función de la familia es doble: 


1- Se reproduce a sí misma mutilando sexualmente a los individuos; perpetuándose, la familia patriarcal también perpetúa la represión sexual y sus derivados: transtornos sexuales, neurosis, alienaciones mentales, perversiones y crímenes sexuales. 


2- Es el semillero de individuos amedrentados ante la vida y temerosos de la autoridad; así, sin cesar, se perpetúa la posibilidad de que un puñado de dirigentes imponga su voluntad a las masas. 


Por eso, la familia tiene para el conservador esa significación peculiar de fortaleza del orden social en el cual cree. Es por esa misma razón, una de las posiciones más encarnizadamente defendidas por la sexología conservadora. Y es que la familia garantiza el mantenimiento del Estado y del organismo social, en el sentido reaccionario. 




Fuente: Wilhelm Reich. Die Sexualität im Kulturkampf (1936)

Leer y escribir en un mundo cambiante. EMILIA FERREIRO


!,,,Hoy día no se sabe muy bien cómo clasificar a los países. Antes había
"desarrollados" y "subdesarrollados", pero esta última calificación pareció
peyorativa y fue reemplazada por un eufemismo: "países en vías de desarrollo".
Pero ¿cuántas décadas puede un país estar "en vías de desarrollo sin acabar
de desarrollarse?". De hecho, muchos de los países que antes parecían estar
"en vías de desarrollo" parecen hoy día condenados a estar "en vías de
subdesarrollo". Hubo una época en que los países se catalogaron en dos
regiones: "Primer mundo" y "Tercer mundo", con un supuesto "Segundo mundo"
que nadie asumió como designación adecuada para sí mismo. Y ahora hemos
regresado a las coordenadas pseudo-geográficas: los ejes "Este" y "Oeste"
desaparecieron, mientras que "Norte" y "Sur" tienen renovada vigencia (lo que
obliga a innegables dificultades propiamente geográficas, tales como ubicar
a Australia en el Norte y a México en el Sur). Yo hablaré de "periferia" para
referirme a este Sur, que también existe... Total, que no sabemos cómo
clasificar a los países, pero sí sabemos qué es la pobreza. Sabemos -y es inútil
que lo ocultemos, porque el World Bank lo sabe y lo dice- que el 80% de la
población mundial vive en zonas de pobreza. Sabemos que ese 80% conjuga
todos los indicadores de dificultad para la alfabetización: pobreza endógena y
hereditaria; baja esperanza de vida y altas tasas de mortalidad infantil;
malnutrición; multilingüismo. (Sabemos, por supuesto, que ese 80% también es
heterogéneo, ya que las desigualdades entre los países se expresan
igualmente en desigualdades internas tanto o más pronunciadas)..."


"... Esos niños (todos los niños) no necesitan ser motivados para aprender. Aprender es su oficio.
Small children learn, they learn all the time. Todos los objetos (materiales y/o
conceptuales) a los cuales los adultos dan importancia, son objeto de
atención por parte de los niños. Si perciben que las letras son importantes para
los adultos (sin importar por qué y para qué son importantes) van a tratar de
apropiarse de ellas. Todas las encuestas coinciden en un hecho muy simple: si
el niño ha estado en contacto con lectores antes de entrar a la escuela,
aprenderá más fácilmente a escribir y leer que aquellos niños que no han
tenido contacto con lectores. ¿En qué consiste ese "saber" pre-escolar?
Básicamente, en una primera inmersión en la "cultura letrada": haber
escuchado leer en voz alta, haber visto escribir; haber tenido la oportunidad
de producir marcas intencionales; haber participado en actos sociales donde
leer y escribir tiene sentido; haber podido plantear preguntas y obtener algún
tipo de respuesta. La relación entre las marcas gráficas y el lenguaje es, en sus
inicios, una relación mágica que pone en juego una tríada: un intérprete, un
niño y un conjunto de marcas. El intérprete (que, en sentido estricto habría
que llamar "interpretante" por razones imposibles de desarrollar aquí) informa al
niño, al efectuar ese acto aparentemente banal que llamamos "un acto de
lectura", que esas marcas tienen poderes especiales: con sólo mirarlas se
produce lenguaje. ¿Qué hay en esas marcas para que el ojo incite a la boca
a producir lenguaje? Ciertamente, un lenguaje peculiar, bien diferente de la
comunicación cara a cara. El que lee no mira al otro, su destinatario, sino a la
página. El que lee parece hablar para otro allí presente, pero lo que dice no es
su propia palabra, sino la palabra de un "Otro" que puede desdoblarse en
muchos "Otros", salidos de no se sabe dónde, escondidos también detrás de
las marcas. El lector es, de hecho, un actor: presta su voz para que el texto se
re-presente (en el sentido etimológico de "volver a presentarse"). El lector habla
pero no es él quien habla; el lector dice, pero lo dicho no es su propio decir
sino el de fantasmas que se realizan a través de su boca. La lectura es un gran
escenario donde es preciso descubrir quienes son los actores, los "metteurs en
scène" y los autores. (Sin olvidar a los traductores porque, en gran medida, la
lectura es presentación de otra lengua, semejante pero diferente de la lengua
cotidiana). Parte de la magia consiste en que el mismo texto (o sea, las mismas
palabras, en el mismo orden) vuelven a re-presentarse una y otra vez, delante
de las mismas marcas. ¿Qué hay en esas marcas que permite no solamente
explicitar lenguaje, sino provocar el mismo texto oral, una y otra vez? La
fascinación de los niños por la lectura y relectura del mismo cuento tiene que
ver con este descubrimiento fundamental: la escritura fija la lengua, la controla
de tal manera que las palabras no se dispersen, no se desvanezcan ni se
sustituyan unas a otras. Las mismas palabras, una y otra vez. Gran parte del
misterio reside en esta posibilidad de repetición, de reiteración, de representación.
Hay niños que ingresan a la lengua escrita a través de la magia
(una magia cognitivamente desafiante) y niños que entran a la lengua escrita
a través de un entrenamiento consistente en "habilidades básicas". En general,
los primeros se convierten en lectores; los otros, en iletrados o en analfabetos
funcionales. ..."